Capitulo 1 – Los orígenes (de la «suerte de Garay» al paraje)

No podemos internarnos en la historia del origen del barrio de Monte Castro sin dejar de recurrir al historiador Arnaldo J. Cunietti  Ferrando quien, en su libro “Monte Castro, de la chacra al barrio”,  ha permitido conocerla con exhaustividad.

Así encontramos que en 1588 el Adelantado Torres de Vera y Aragón -que había recibido las tierras que dieron origen a la antigua chacra por “merced” de Juan de Garay-  las vende el 3 de junio de 1588 a Cristóbal Naharro. Los descendientes de Naharro las mantienen bajo su propiedad por poco menos de un siglo.

Es de destacar que por esa época el paraje era un gran monte de espinillos y talas dedicado fundamentalmente a la cría de ovejas, señalado como perteneciente a los pagos de La Matanza. (La denominación de “pago” se debe a la existencia de aisladas estancias, postas o pulperías, sin significativos núcleos de población).

No eran tierras de gran valor. Recordemos que la principal vía de comunicación era la marítima, en consecuencia las más cotizadas tenían por frente el Río de la Plata, el Riachuelo de los Navíos o el Río de las Conchas, conocido hoy como río Reconquista.

En 1682, Diego de Giles -descendiente de Naharro- le vende la propiedad a Francisco Rodríguez de Estela. Sus descendientes la fraccionan y venden una parte el 14 de mayo de 1703 a Don Pedro Fernández de Castro, casado con Catalina Ladrón de Guevara.

Don Pedro muere al poco tiempo y sus descendientes conservan la propiedad durante la mayor parte del siglo XVIII, originando que las tierras que abarcaba la chacra y que hoy forman parte del los barrios Monte Castro, Liniers, Villa Luro, Versalles, Villa Real, adentrándose en el Municipio de Tres de Febrero comenzarán a denominarse el “Monte de Castro”. Por cierto que era habitual que algunos lugares tomaran el nombre de sus propietarios, tienen otros cuando los  políticos o las dictaduras militares les imponen denominaciones honoríficas, pero los nombres tradicionales generalmente toman palabras referidas a la topografía, a un edificio o a un nombre de persona o familia.

Incluso el arroyo Maldonado, cuyo nombre es también antiguo, lo encontramos en algunos documentos como “cañada de Castro”, por ser uno de los límites del predio. Cuando Don Fernández de Castro compra la chacra a los Rodríguez de Estela el arroyo es mencionado como “la cañada que ba(sic) a desembocar al Río de la Plata en el pago de la Matanza”.

También el “Camino a los Reinos de Arriba”, que no era como a veces se supone el Camino Real (hoy Rivadavia), porque éste no pasaba más allá del ejido de la Ciudad se llamó Camino al Monte de Castro, luego se afianzó su conocimiento como Camino de Gaona o Gauna por atravesar las tierras de un propietario con ese nombre en lo que hoy es el barrio de Caballito.

Imagen Nro. 1. Los caminos y arroyos en el siglo XVIII. El plano es el realizado por Luqui Lagleyze sobre cartografía de Raúl Roque. existente en el libro de Julio Luqui Lagleyze "Buenos Aires, sencilla historia; La Trinidad". Bs.As.

Basta mirar el plano para comprender lo marginales que eran las tierras situadas en el centro de la meseta o el centro de lo que es hoy la ciudad. El tráfico y los caminos se desarrollaron sobre lo alto de la barranca que daba al Río de la Plata.

Pleitos y litigios tiene la historia de la propiedad de las tierras. Recordemos la precariedad de los títulos, lo difícil de definir los deslindes y el agravante de que las tierras de “las temporalidades”, que habían pertenecido a los padres jesuitas y conocidas como “chacaritas de los colegiales”, eran propiedad real luego de la expulsión de la Orden de los Jesuitas ocurrida en 1767.

Parte de lo que actualmente es el barrio de Monte Castro se encuentra sobre las tierras de la chacrita, es el sector al este de Segurola y al norte de Avda. Jonte.

Además, la autodenominada “clase decente” tenía como imperativo vivir en la ciudad, con lo cual los distintos dueños que tuvo el Monte de Castro no se esmeraban en atender las tierras. Tampoco estaba bien visto que un español o la “clase decente” trabajara, y no existían indios o negros esclavos como en otras regiones de América para explotar la poca riqueza que ofrecía la llanura.

Las chacras solían tener algunos pocos arrendatarios y seguramente el monte de durazneros silvestres  fue explotado para conseguir leña. Ya en esa época la llanura tenía  árboles más importantes, como ombúes o sauces utilizados para dar sombra.

La explotación de la leña fue importante para el abastecimiento de la ciudad, el viajero Concolorcorvo, cuando recuerda a la ciudad de Buenos Aires en el siglo XVIII expresa: “no hay hombre de medianas conveniencias que no tenga su quinta con variedad de frutas, verduras y flores, que promovieron algunos hortelanos europeos, con el principal fin de crear bosques de duraznos, que sirven para leña, de que carecía en extremo la ciudad, sirviéndose por lo común de cardos, de que abunda la campaña, con notable fastidio de cocineros que toleraban su mucho humo”. En efecto, tener leña de durazneros era un lujo, lo más común era el cardo y la bosta para hacer fuego.

Don Pedro Fernández de Castro.

Detengámonos un momento en la persona que dio origen a nuestra toponimia: Don Pedro Fernández de Castro:

En una pobre aldea como era Buenos Aires por aquella época, Don Pedro Fernández de Castro era una persona que sobresalía por su arcunia. No sería alocado pensar que tal vez ese fue el motivo de la conservación de su apellido en una zona que tal vez tuviera más motivos para llamarse "montes de Córdova" o "de Zavala". Era Caballero de la Orden de Santiago, y ocupó cargos de importancia en la ciudad de Buenos Aires, pues fue Alcalde de Primer Voto,

Alférez Real, Tesorero y Juez de la Real Hacienda. Su vivienda, como era de esperar, estaba situada frente a la Plaza Mayor, hoy Plaza de Mayo en la esquina de Rivadavia y Reconquista (esquina NO). Fue edificada a fines del siglo XVII sobre un terreno de 70 x 70 varas.

Se había casado con la hija de un importante y rico vecino, Jacinto Ladrón de Guevara, en 1682. En 1690 fue nombrado Procurador ante la corte. Tuvo una sola hija, Doña Ana Francisca, que heredaría la chacra un mes después de que esta fuera comprada.

Imagen Nro.2: El casco de la Ciudad, el ejido y los pagos. (Revista Nuestra Arquitectura. Nro. 5. Dic. 1929)

En 1776 se produce un hecho fundamental. Hasta ese año la Gobernación de Buenos Aires formaba parte del Virreinato del Perú, a partir de esa fecha se crea el Virreinato del Río de la Plata. Mediante el comercio, tanto el legal como el contrabando, la ciudad empezaría a crecer, logrando autonomía de los núcleos más importantes del interior.

La familia Córdova en la Chacra.

El 24 de marzo de 1781 compra la chacra de los Castro, Juan Pedro de Córdova, casado con Doña Rosa Zamudio. Hasta la muerte de este nuevo propietario, acaecida en 1820, Monte Castro sería testigo de importantes acontecimientos históricos.

Juan Pedro de Córdova explota estas tierras, teniendo incluso exclusividad en la venta de ciertos productos, como por ejemplo, el tabaco, con lo cual recibe el título de “estanquero del Monte de Castro”.  En el Censo de 1815 realizado por el Municipio de San José de Flores, señala Cunetti Ferrando,  que la casa principal era una importante construcción, ubicada en la actual calle San Blas entre Moliere y Virgilio,  situada en terreno alto, rodeada de árboles, contando también con una capilla, un granero y una pulpería. Es importante señalar, debido a la escasa difusión del libro de Cunietti, como describe la casa del matrimonio Córdova: “las casas importantes estaban ubicadas a inmediaciones de la actual calle San Blas, entre Moliére y Virgilio y eran importantes construcciones hechas al estilo de la época, es decir con gruesas paredes, techos de tejas y galerías de tirantes de palma. Contaba la casa con una sala principal y siete piezas interiores con cinco ventanas de rejas forjadas de hierro, un corredor que daba al patio donde salian otros cinco cuartos, una cocina con corredor y una puerta con su zaguán y altillo”.

“Estos edificios estaban construidos en un terreno alto rodeado de árboles, resaltando especialmente los cinco ombúes y los talas y espinillos que rodeaban la casa. El conjunto se completaba con una capilla, un granero y la pulpería”.

“Más allá elevaba su figura un palomar y en el patio, a la sombra de nueve higueras, dos pozos de balde y un horno”.

“La pulpería, concurrida por todo el paisanaje de la zona, era una simple sala y su trastienda con una sola ventana de reja, atendida por el español Don Cosme Palacios, quien en 1815 contaba 35 años de edad. El mostrador era de reja de madera y rodeaban al edificio numerosos postes de ñandubays”.

“En otro de los cuerpos de la casa se encontraba la capilla, objeto especial del cuidado de la familia de Córdoba. Había sido erigida a mediados del siglo XVIII por Don Juan Bautista de Herrera y constaba de una habitación grande y un cuarto pequeño que servía de sacristía con un corredor y campana”.

“Este oratorio tenía una sola puerta que se cerraba con llave los días de semana y una ventana con su correspondiente reja midiendo seis metros de largo por tres de ancho. Contaba con un confesionario de madera y una baranda que separaba el resto de la habitación de un antiguo retablo con frontal de madera dorada, dos cuadros grandes de Nuestra Señora de los Dolores y de San Juana, dos cuadros chicos y seis esfinges de santos. En una alacena se guardaban un par de candelabros, un misal y un cáliz de plata con su patena y cucharita, además de los ornamentos y el alba del capellán. No poseía bancos, pero se había cuidado de alfombrarla en su casi totalidad”. Don Pedro de Córdova había contratado al presbítero Manuel Cuitiño para realizar oficios religiosos dominicales.

Nos estamos refiriendo a un censo del Municipio de Flores porque fue a principios de ese siglo cuando se constituye, primero el Curato de Flores (1806) y poco después el partido que cubriría esa gran extensión de lo que se denominaban “pagos de la matanza” y que luego integraron el Distrito Federal.

La casa histórica, el paso del Virrey.

Monte Castro una posta de descanso importante después de salir de “la ciudad”. Esa característica la hicieron escenario de hechos históricos. En ella descansó la comitiva del Virrey Sobremonte, en su huida hacia Córdoba durante las invasiones inglesas. La presencia del Virrey en la chacra motivó que algunos fuentes históricas hablaran de una casa de veraneo del funcionario en la zona. Ya en el Siglo XX, la mitología popular derivó en que se llamara Villa Real el barrio que hoy ostenta ese nombre.

La formación del Ejército Patrio.

El 29 de mayo de 1810 se comienza a reorganizar las tropas que dejan de ser “milicias” (las formadas por los sucesos de las invasiones inglesas) para transformarse en cuerpos veteranos. La oficialidad se formó con voluntarios entre los que habían sido oficiales de estas milicias. El grueso de las tropas se conformó con “vagos” reclutados por jefes de milicias o alcaldes de barrios y esclavos donados por sus dueños, que así evitaban ir ellos a la guerra.

En cuanto a las armas, además de las existentes, se resolvió la expropiación de toda clase de ellas en poder de la población, dado que esta en principio mostraba renuencia a entregarlas.

Así empezó a prepararse en Monte de Castro, con algunas compañías de “patricios”, “arribeños”, “castas”, veteranos del “Fijo” y  blandengues y artilleros de la “Unión” del ejército nacional.

Su jefe sería el Coronel de Arribeños  Ortiz de Ocampo. Su segundo fue el Cnel. de Blandengues Antonio González Balcarce  y el Comisionado de la Junta -con atribuciones estratégicas y políticas- Hipólito Vieytes. Sería Auditor de Guerra Feliciano Chiclana, que se incorporó más tarde.

Imagen Nro. 3: "Revista en Monte Castro" acuarela de Francisco Fortuny. Museo Histórico Nacional.

Francisco A. Ortíz de Ocampo (1771-1840). Tuvo una destacada actuación durante las invaciones inglesas como capitan del cuerpo de Arribeños. Ya coronel, fue el que dirigió como jefe el primer ejército patrio que se empezó a conformar un 29 de mayo de 1810 en Monte Castro. Su negativa a fusilar a Santiago de Liniers -quien se había levantado en Córdoba- se tradujo en el relevo de su cargo a comandar la campaña del Alto Perú. Más tarde fue incorporado al Regimiento de Patricios. Fue parte del Ejército de San Martín. También se dedicó a la función pública en distintos escenarios: Charcas, Córdoba y en su provincia natal, La Rioja, donde finalmente murió, ya retirado de sus funciones, en 1840.

El 7 de junio de 1810, la Primera Junta, pasó revista a las tropas estacionadas en Monte Castro. Una placa, colocada en la Escuela “Monte Castro” recuerda al Ejército del Norte con la siguiente leyenda: “El 9 de julio de 1810 partió de Monte Castro el primer ejército libertador argentino, que combatiendo diez años por la independencia, preparó con estupenda abnegación la hora final de Ayacucho”

Imagen Nro. 4 : Placa existente en la Escuela Monte Castro

Se recuerda también el paso del Gral. San Martín, acompañado por el Tte. Cnel. Toribio Luzuriaga. Se dice también (en "El Monitor de la Educación Común" Nro. 759. Cap. Resañas Históricas de las Escuelas de la Capital)  que en Monte Castro, los miembros del Congreso del Año 13 despidieron allí a San Martín, cuando se hace cargo del Ejército luego de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma  "y que en esos predios los libertos del 7mo Regimiento de Infantería que acompañaban a San Martín bailaron, como despedida, al compás de las charangas"

Otros acontecimientos militares menores -que abarcaron toda la zona del Oeste del Municipio de Flores- tuvieron lugar a lo largo de las décadas que signaron nuestras guerras civiles. En 1815 se produjo el alzamiento contra el Director Supremo Carlos María de Alvear. El ultimátum del Cnel. Zapiola, con sus granaderos es lanzado desde Monte Castro. En 1823 Gregorio Tagle, rebelado contra Rivadavia establece su campamento en Monte Castro. La zona fue famosa en esa época por una epidemia de viruela producida por el abandono del lugar, producto también que en 1820 había fallecido Don Pedro de Córdova, quedando sólo una hija como descendiente pero residiendo en Buenos Aires.

En 1833 acampa en el lugar un ejército de campaña al mando del Cnel. Izquierdo en apoyo a la “Revolución de los Restauradores”.  Para más datos, se puede consultar la obra de Cunietti-Ferrando

Imagen Nro. 5. Plano de Villa de 1826. En este plano aparece delimitada la chacra en tiempos de la Flia. Córdova.

La chacra de Zavala.

Doña Mercedes de Córdova fragmenta la chacra mediante ventas, arrendamientos y donaciones a la Casa de Ejercicios Espirituales. Muere en 1831. Dos años más tarde Vicente Zavala empieza a comprar tierras por la zona. Por esos años ya se habían sumado muchos pleitos, dado la precariedad de los títulos de propiedad y los mojones imprecisos.

Los deslindes van perdiendo continuidad, pero Vicente Zavala, Juez de Paz del Municipio de San José de  Flores acumula una buena cantidad de tierras, a pesar que los vivaqueos de los distintos alzamientos de nuestros conflictos internos no dejan de perjudicarlo. Como ejemplo, el sitio a Buenos Aires llevado a cabo por Hilario Lagos en 1853 se establece en el lugar, los vecinos barrios de “la Floresta” o la quinta de los Olivera, no le seguían en desventaja en cuanto a depredaciones causadas por las escaramuzas de nuestras guerras civiles.

El Juez Zavala -quien vivía en el cercano pueblo de Flores (actuales Varela y Ramón Falcón), edifica otra casa, en las cercanías del primitivo casco. La ubicación de la misma es sobre la calle que es hoy Elpidio González, entre Virgilio y Moliére. Esta casa es demolida a principios del siglo XX, o sea cuarenta años antes que la "histórica" que se encontraba en la actual San Blas, entre Virgilio y Moliére.

La chacra de Monte Castro, por aquella época, mucho más chica que la primitiva de fines del siglo XVIII, se extendía entre las actuales calles de Bermúdez, José P. Varela, Lope de Vega, Baigorria, Irigoyen y una línea cercana al antiguo cauce del Maldonado.

Imagen Nro.6: Antigua chacra y la chacra de Zavala. Arnaldo Cunietti-Ferrando

Aclaraciones:

  • Aquí puede verse cómo en la antigua chacra estaban contenidos varios de los actuales barrios del oeste de la Ciudad de Buenos Aires.
  • Las tierras que fueron cedidas al municipio de San Martín hoy pertenecen al municipio de Tres de Febrero.
  • El barrio de Monte Castro abarca sólo una parte de la antigua chacra, y se extiende sobre la de Campana y las tierras expropiadas a los jesuitas.
  • El círculo que dice "ubicación errónea del Monte Castro" es la ubicación de la Escuela Monte Castro. O sea, también existe un error en Cunietti - Ferrando, porque el nombre de la escuela es su patrono y no la señalización de un lugar.
  • En los límites de la chacra de Campana está la Avda Segurola, que hasta 1904 formalmente, y mucho más tarde en la realidad de los vecinos y en los documentos públicos y privados, se llamaba "Camino a Monte Castro".  Es esta vía de comunicación la que señalizó al barrio y mantuvo su nombre. La escuela sólo estaba a 200 metros más al oeste que el Camino a Monte Castro.

De la época de la capitalización de la Buenos Aires datan varios mapas, incluso los que ya delimitan lo que luego será la avenida de circunvalación  futura (Avda. Gral. Paz), las tierras de Zavala son fácilmente identificables ya que producen un “vacío” de trama urbana. El Juez muere en 1881 y su viuda, sin herederos directos,  en 1892.

En 1871 Zavala arrienda la chacra de Monte Castro a Bartolomé Sguerzo, quintero italiano radicado desde hacía pocos años en el Partido de Flores.

En este breve repaso no puede dejarse de señalar que dentro de los “montes de Castro” existió una famosa pulpería- almacén “La figura”, ubicada en las cercanías de las hoy concurridas avenidas Lope de Vega y Beiró.

En 1897 se realiza  la medición y el deslinde de las tierras y la chacra comienza a ser subastada hacia fines de siglo. Demás está decir que estos “Montes de Castro” eran sólo una pequeña porción de los originarios.

Imagen 7: Plano del Ing. Pablo Blot y Luis Silveira. Año 1888 - Aparece señalizada la chacra de Vicente Zavala con un círculo

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